Resultados de la búsqueda

¿Cómo darle forma a tu idea de negocio?

Publicado por en 12 octubre, 2016
0

Ya sabes que tu idea debe satisfacer una necesidad real y que debes validar tu idea antes de ponerte en marcha, pero de lo que no hablamos nunca es sobre qué tienes que hacer desde que tienes la idea hasta que te pones a validarla.

Primeros pasos

Lo primero es tener claro lo que quieres. Sentarte a hacer un pequeño plan de objetivos, anotando cuál es la idea, cómo quieres cuajarla, qué quieres lanzar, en qué consiste lo que vas a vender, a quién quieres vender, si lo vas a hacer tu sólo o necesitarás ayuda, etc., es decir, todas aquellas cuestiones básicas y elementales, pero que son absolutamente imprescindibles no ya sólo para el desarrollo de la idea sino para tu propia organización, es decir, que te servirá para conocer la magnitud del proyecto y además para llevarlo a la práctica. Es decir, el propósito de toda la planificación, de marcarse objetivos, de la gestión del tiempo, etc. es llevarlo a la práctica, convertirlo en realidad.

¿Cuántas veces tenemos un montón de ideas pero por falta de concreción no damos el siguiente paso? Lo único que importa en un emprendedor es qué va a hacer hoy, qué va a hacer mañana… Y todo eso no lo tendrás claro si no te marcas objetivos. Muchas veces cometemos errores por omisión o por acción por no haber pensado las cosas, por no haber planificado antes. Planificar no es hacer; es prepararte para hacer y es imprescindible si lo quieres hacer bien. Naturalmente que luego puedes fallar, te puedes perder, pero si no sabes a dónde quieres ir, da igual lo que hagas.

En esta primera parte es fundamental saber:

  1. – Objetivos personales: ¿cuáles son tus objetivos personales: ¿qué quieres hacer con este proyecto? ¿quieres hacer dinero? ¿quieres aportar algo a la sociedad? ¿llenar un vacío en un mercado que ha empezado a nacer? Etc.
  2. – Qué quieres para tu proyecto: local, nacional, internacional, un proyecto solidario, etc.

Luego sabemos que todo eso va a variar, pero si uno no sabe lo que realmente quiere de partida las elecciones futuras (es decir, la gestión del tiempo) no tendrá sentido. Porque si no sabes tus objetivos personales y los de tu proyecto no vas a saber elegir bien, tomarás malas decisiones.

Antes de ponerte a cocinar necesitas escribir la receta y comprar los ingredientes, sino es imposible.

Escribir

Es recomendable hacerlo por escrito (un diagrama, un mapa mental, etc.), porque mentalmente, con el paso del tiempo, será difícil recordar determinados aspectos. Es importante dejar por escrito en un párrafo cuál es el espíritu del proyecto, las ganas que tienes, la motivación… en definitiva las cosas por las que quieres hacer eso. Eso te vendrá bien para reflejar por escrito, con toda la frescura y pasión que tienes al principio, el verdadero espíritu del proyecto. Y eso es bueno para que cuando vengan los palos o los momentos bajos, que vendrán, uno puede volver sobre esas líneas que uno un día escribió y de alguna forma reavivar el espíritu inicial del proyecto. Aunque no serán más que palabras, pero será una buena forma de recordar los motivos por los que empezaste.

Es bueno ponerlo por escrito por si te despistas. Es como si te pierdes por la montaña, pero si llevas un mapa o un gps te vendrá bien consultar para reorientarte y retomar el camino. Sin ese plan, sin ese mapa, el emprendedor estará bastante perdido, y si te pierdes es más difícil reorientarte.

Todo esto que hemos hablado todavía no es ‘hacer’. Pero ojo podemos cometer el error de planificar demasiado. No podemos perder mucho tiempo en planificar. Debemos dedicar lo justo a marcarnos objetivos. Esto es como un viaje en coche. Cuando vas a salir de viaje, antes llevas el coche a revisión, pero eso no es viajar, sino preparar para viajar. Si no lo haces, puede haber sobresaltos en el viaje. La planificación y preparación debe ser la justa. No debemos quedarnos en estudios y análisis sesudos e interminables, porque las oportunidades pasan. Y no tanto a las del mercado, sino a las oportunidades pasionales propias. Nuestra pasión tiene picos y son trenes a los que te subes una sola vez. Suelo decir que hay oportunidades de negocio y oportunidades personales, es decir, momentos en los que te ves bien, con ganas, con pasión, con ilusión, etc. y en muchas ocasiones esa oportunidad es más importante que la oportunidad de negocio.

Lo más importante de todo esto es que esos objetivos y ese espíritu se traduzca en cosas concretas. No cuesta mucho traducir todo eso que queremos hacer en cosas concretas y en qué es lo próximo que vas a hacer. El primer paso, como hemos dicho, es la planificación. Vale, y luego, qué es lo que vamos a hacer después. Es decir, traduce lo que vas a hacer en tareas (en cosas concretas). Hay que empezar a poner fechas a todo esto.

Tareas

Es la clave a la hora de pasar de la teoría a la práctica. Tengo un sueño, he hecho un plan y ahora tengo que dar pasos reales. Tengo que despiezar todo en pasos concretos y con un calendario delante. Muchos que no acaban de lanzarse ponen la excusa de que nunca encuentran tiempo. El problema es que si no le pones fecha a los sueños, los sueños pasan. Por ejemplo: Voy a analizar a la competencia. Esta tarea me va a llevar tres días. Búsqueda de un nicho… me va a llevar día y medio. Cómo puedo conseguir un desarrollador… un día, etc.

La clave está en ponerle fechas a todas las tareas y planificarlas por semanas, quincenas… según el tamaño de las tareas. Ponlo en un calendario, imprímelo y ponlo en un sitio visible. Y márcate cierre de tareas: el día 12 tengo que haber acabado esto. Es decir, es como si hicieras un proyecto dentro de tu trabajo, peor ahora es un nuevo proyecto fuera de tu trabajo.

El otro asunto que debes solucionar es encontrar un hueco para empezar a sentar las bases de tu proyecto. Hay tres claves. Analiza tus hábitos diarios para ver de dónde puedes conseguir tiempo. A medio largo plazo, más que el tiempo global que le vas a dedicar a tu proyecto es la constancia. Es decir, es mejor que todos los días le dediques un rato a tu proyecto, aunque sea media hora. Eso es más importante que el sábado o el domingo le dediques 4 horas, mientras que el resto de la semana nada.

Fechas

Sí. Hay que marcarse una fecha cierre. Un truco que aplican muchos emprendedores cuando están dando forma a su negocio es fijar fechas de cierre ficticias. Por ejemplo, si has acordado en tu planning que el 1 de noviembre lanzas el proyecto, en tu organización interna debes cerrar el proyecto a finales de octubre, porque siempre van a surgir imprevistos. Si pasa algo por el camino contarás con un colchón de tiempo. Es recomendable dejar ese margen de maniobra. Si sabes que tienes hasta tal fecha, acabas relajándote. El retraso es muy desmoralizador, sobre todo, si dependes de terceras personas.

Cuánto antes tenga la primera versión acabada, mejor. Y si consigues la versión menos 1 para trabajarla tu, mucho mejor. Y la primera versión de tu producto y/o servicio no tiene que estar acabada. Olvídate de que tu primera versión sea perfecta, porque eso no va a ocurrir. Tu primera versión nace para hacer realidad tu proyecto, para que la gente lo lea, vea, toque, compre, etc., si no hay esa primera versión olvídate de todo lo demás.

Debemos quitarnos ese afán por agregar cosas continuamente que impide lanzar nuestra primera versión. Nos encanta meter y meter nuevos ingredientes en el plato y nunca ponemos un ‘hasta aquí’. Es mucho más fácil ir agregando cosas sobre una primera versión ya cerrada, que retrasar esa primera versión y sobrecargarla de cosas.

La importancia de la primera versión es crucial, porque después de X meses de trabajo, eso ve la luz, y necesitas aprender de tu mercado. Con esa primera versión, tus clientes te van a dar feedback positivo o negativa, porque necesitas saberlo, ya que hasta ese momento sólo has trabajado con una intuición. Y si no sacas una versión real que la gente use (lea, toque, vea, compre, etc.) no podrá aprender nada ni de tu producto, ni de tu mercado, ni de tus clientes. Es esencial lanzarlo. Si no lo lanzas, no existes.

Hasta ese momento sólo es un proyecto en un papel.

Excusas

Con el paso de los años, una de las cosas que suelen perder los emprendedores es la capacidad de pararse al final del día o de la semana o del mes y preguntarse qué tal van las cosas, cómo están trabajando, qué han hecho bien, qué han hecho mal, qué les falta, por qué no han alcanzado sus objetivos.. ¿No he tenido tiempo o no he hecho tiempo para mi proyecto? Y si no he tenido tiempo para mi proyecto, ¿es tan importante el proyecto para mi?’ ‘No avanzo. Llevo tres meses y no he avanzado, ¿por qué no he avanzado? ¿Cuál es el cuello de botella?

 

Fuente: http://www.emprendedores.es

Comparar propiedades