5 razones para vender mi negocio
La decisión de vender una empresa no siempre debe ser negativa o perjudicial para los dueños. Esta situación puede traerles resultados positivos si es evaluada y correctamente deliberada.
Apegarse a su negocio suele ser un factor común entre los empresarios, dado el gran esfuerzo que pusieron en el mismo desde su conformación hasta lograr volverlo rentable. Muchas veces, los propietarios no consideran su venta solo hasta que las cifras están en rojo. No obstante, ello puede no ser una idea tan descabellada, e incluso representar una oportunidad de expansión.
Una empresa siempre tiene un precio, y si ha surgido algún interesado en tu emprendimiento, ¿por qué no venderlo? A continuación, te presentamos las principales razones por las que vender tu negocio podría ser una decisión comercial inteligente.
1. Valor comercial
Los expertos en dirección de empresas aseguran que los empresarios no deben desaprovechar la oportunidad de obtener liquidez de su compañía cuando esta se le presente. La explicación más sencilla se encuentra en el riesgo que existe en administrar un negocio. Es decir, mientras más tiempo crezca tu empresa y más ganancias obtenga, existe una mayor probabilidad de pérdida. Por ello, ten siempre presente que la liquidez de una compañía radica en la posibilidad de concretar una transacción de venta de una pieza o de toda la empresa a un comprador. Es en ese momento donde realmente adquiere valor comercial.
2. Problemas financieros
En ocasiones hay negocios que necesitan un gran apalancamiento para crecer. No obstante, sus balances financieros están en saldo negativo y las entidades bancarias se niegan a prestar tal financiación. Así, dejan como única alternativa la búsqueda de otras fuentes de crédito. Una de ellas es vender parte de la compañía; es decir, integrar a otro socio que pueda aportar los recursos necesarios para que la misma siga creciendo.
3. Cansado del riesgo
En las primeras etapas de un negocio, los propietarios confían más en asumir riesgos, ya que sus empresas no tienen todavía mucho valor que perder. Tomar riesgos es esencial y beneficioso si el fundador quiere que su compañía crezca más allá de las etapas iniciales.
No obstante, a medida que el negocio crece, también lo hacen su valor y el temor de los propietarios a que la organización enfrente una pérdida mayor. Asimismo, los dueños de edad avanzada ya no tienen el lujo del tiempo para pasar años en el control de daños y la fijación de malas estrategias. Por ello, podrían optar por evitar las situaciones de riesgo que conllevan la pérdida de la empresa en una etapa avanzada.
4. Surge una oportunidad
A veces aparece en el panorama empresarial la figura de un buen postor, esa persona que se interesa por tu negocio. En este momento, debes saber razonar contigo mismo y preguntarte ¿cuánto pagarías tú por el mismo? ¿Realmente vale lo que estoy pidiendo por él? Y en función de estas dos preguntas básicas, poder tener la capacidad de negociar con el ofertante. Guillermo Cáceres, Máster en Dirección de Empresas, sugiere como una alternativa confiable para las dos partes solicitar una valorización externa que dará pie a una base de negociación.
5. No hay sucesión
Hay situaciones en las que los dueños de negocios no tienen hijos o estos nunca han manifestado interés por asumir las riendas de la empresa familiar. En ese caso, debe propiciarse el momento para vender la compañía cuando esta se encuentre en su mejor momento y genere mayor valor. Así podrá venderse a buen precio.
Tomar la decisión de vender tu negocio no es una determinación fácil, pero muchas veces esa opción puede sorprenderte. Logra sacarle el mayor provecho a la situación y haz que la venta de tu negocio se transforme en una oportunidad de crecimiento.
Fuente: https://www.esan.edu.pe